Alicia en el país de las maravillas

Pinochet ha muerto... Impune.

Miles de fachas fueron a darle el pésame a su familia al centro neurálgico facista de Chile: la Escuela Militar en Santiago y lo visitaron en su feretro ... pudriéndose.

Otros, los más, tomaron champaña en las calles del centro, celebraron en sus poblaciones .

Por mi parte, la verdad, es que no me alegró el hecho de que se haya muerto si no que me apené porque el asesino no pudo ser detenido ni juzgado por los tribunales chilenos ni el dictador tuvo la decencia de aceptar que organizó una masacre contra los rojos, los semirojos y los rotos.

Reconozcamos que Pinochet siempre fue un mediocre. Los militares chilenos son mediocres y además, tienen pocas neuronas. Por eso, hacen el servicio militar o siguen una carrera que se basa en la jerarquía: Necesitan que los manden y se sienten bien mandando a los otros.

Yo sentí un sentimiento de rabia contra estos políticos de la Concertación, siempre pusilánimes, que nunca han tenido huevos. Desde que dejaron a Salvador Allende sólo en la Moneda hasta que negociaron con Pinochet la transición, que se mantiene hasta hoy, siempre han actuado en su propio beneficio y rechazando al pueblo.

Desde que el pueblo chileno ganó el plebiscito, la gente creyó en el proyecto de los mismos políticos que dejaron a Chile desprotegido ante el asesino Pinochet. Pero ellos siguen sin responder. Cómo cuando escaparon el 11 de septiembre. Mantienen el sistema binominal, mantienen la constitución facha de Pinochet, el empleo es precario, el sueldo aún peor y por mientras, ellos siguen acumulando casas en Zapallar y Cachagua.

Nos venden al exterior e internamente como que somos el país más moderno de Latinoamérica y me río. La gente de otros países se lo creen pero Chile es un grupo de bichos metidos en un sistema que no les deja ninguna opción. Están a merced de los grupos económicos y deben luchar por un trabajo asqueroso y alienante. Donde no hay libertad para ser diferente, donde no existe el aborto, donde la gente esta sometida a un sistema democrático dictatorial. Donde la masa católica, manejada por la iglesia, no da espacios para que desarrolles tu sentimientos ni optes por ti mismo.

Además, la sociedad es racista y pro facista. Hasta las clases bajas son clasistas dentro de su propia pobreza. El trabajo te lo consigues por apellido o por contacto. Casi nadie consigue un trabajo por sus propias condiciones. Y quienes lo logran deben luchar contra esos bastardos incompetentes que no aceptan que llegue alguien mejor y por meritocracia.

Todo esto es un regalo de la dictadura de Pinochet

La libertad y justicia sólo es para los ricos. Como en la dictadura.

Y pese a la propaganda de los gobiernos socialistas y los gobiernos demócrata cristianos se mantiene señalanado que el país vive muy bien, la verdad es que es un país en constante depresión.

Un enfermedad producto de la falta libertad , justicia y fraternidad.

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