Maruja Torres: “En los 80, Santiago de Chile tenía un toque de expresionismo alemán”


La periodista del diario español El País, que ejerció como corresponsal durante la dictadura de Pinochet, tiene un nuevo libro, “La amante en guerra”, que cuenta la historia de amor entre ella y El Libano.

Madrid

Maruja Torres es una mujer histriónica a tope, característica que dice haber heredado del popular barrio barcelonés de El Raval, donde nació en 1943. Desde los 21 años ha ejercido el periodismo y por ende, siempre tiene opinión de todo y para todo. Su simpatía embruja y cuando relata sus historias, la gente tiende a callar.

Asímismo se comportó durante su conferencia de prensa en la Casa Árabe de Madrid al presentar “La amante en guerra”, un libro turbador en el que la autora se desdobla y se convierte en narradora y en personaje, en testigo de una ciudad, Beirut y su gente, que diariamente se caen y se levantan.

“Es el primer libro en mi vida que escribo sin pensarlo. Lo empiezo a redactar en Barcelona, porque me siento muy sola, mientras estan bombardeando Beirut y yo ya he vuelto. Hay muchos personajes, pero yo soy la que siente en primer plano. Porque la invasión de Israel fue una vivencia mía. Así fui narrando lo que veía, cómo las ciudades de El Libano quedaban destruidas”, dijo la catalana que ya suma 11 libros publicados.

La idea surgió tras ser enviada a El Libano escribir un reportaje por el diario El País sobre las vacaciones, sin embargo, todo cambió al encontrarse con una ciudad en guerra. “Empiezo a ver esa cosa tan libanesa de vivir bien pese a la desgracia de la ciudad. Por ejemplo, el centro estaba siendo bombardeado mientras en el café a 500 metros más allá se celebran unas fiestas. Es como una metáfora que luego te explicas porque ves el instinto de supervivencia. Es como vivir en el Berlín de entre guerras. Era muy interesante de escribir ese panorama”, rememoró.

Sin duda, Libano es un país de constrastes, un país dividido en tres culturas, donde cada comunidad cuenta su historia (chiíes, suniíes, cristianos). Todo ello, lo refleja la periodista en su nueva obra. “Los libaneses son estupendos. Son muy simpáticos. Son muy amables con los extraños. Es extraordinario estar ahí. Pero entre ellos no son amables. Hay rencillas, odios tribales, exacerbados por los clérigos y los jefes, y nadie tiene los “cojones” para romper un sistema de castas que da trabajos o puestos políticos. Todo esto aún funciona como en la Edad Media”, explicó.

“La amante en guerra” es un libro atípico, se asemeja a una novela no acabada, que puede continuar. “Cuando escribo una novela, lo único que quiero es pasarlo lo mejor posible. Es una suerte tener un refugio, una historia que es tuya, como es ésta de El Libano”, contó la escritora, que ha decidido decansar su vejez en Beirut.

Su otro amante

Pero antes de su descanso, Maruja Torres ha recorrido el mapamundi con su grabadora y su bloc de notas en mano. La escritora,, como enviada especial, arrivó a Chile precisamente en el momento en que el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) intentó matar al dictador Pinochet. “Yo me enamoré de Chile. Tuve grandes amores en Chile. Especialmente, porque tuve una gran amiga, Marcela Otero, quien murió de cáncer. Luego, tras su fallecimiento se acabó para mí Chile porque además, llegó la democracia y todos querían ser como los españoles. Todo se empezaba a normalizar”, dijo

Agrega que estuvo en el 94 la última vez y que le causó mala impresión ese barrio empresarial que llamado Sanhantan. “Todo estaba muy pijo (cuico). Pero al final todos cambiamos. Los españoles antes íbamos igual de cutres (ordinarios) que ustedes”, se rié con maldad.

De Santiago de Chile tiene recuerdos amargos porque conoció la ciudad en su época más siniestra. “En los ochentas todo era muy del estilo del expresionismo alemán y había mucho miedo en Chile. Todos hablaban bajo y cuando iba al Cerro Santa Lucía, hasta cuando se te acercaba alguien disfrazado de ratón Mickey, creías que era el “Mamo” Contreras disfrazado. Y podía serlo”, recordó la profesional.

Maruja Torres también tuvo la ocasión de conocer a la presidenta Michelle Bachelet en Madrid, la cual le causó muy buena impresión y contó que siempre recuerda a Viviana Díaz, presidenta de la Asociación de Detenidos Desaparecidos (DDDD), “por su constante lucha por los Derechos Humanos. Saludos a mi Chile querido, a la asociacion de DDDD y a su líder, Viviana Díaz”, concluyó.

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