Madrid: Guernica se rodea de política e historia

Guernica, de Pablo Picasso (1937) pieza angular de la Colección Permanente del Museo Reina Sofía, se muestra a partir de ahora en un nuevo contexto, exactamente aquél para el cual fue realizada. Con esta reubicación e incorporación de piezas, lo que se pretende es no sólo hacer un recorrido más didáctico, lógico y comprensivo de las obras, sino mejorar la visión del Guernica que ahora se podrá observar desde una perspectiva frontal y con un cambio de iluminación y de su entorno.

Entre las novedades destaca la instalación de la maqueta original realizada por Calder de la obra Fuente de Mercurio, que ha sido cedida en depósito por la Calder Foundation de Nueva York y la proyección, frente a la emblemática obra de Picasso, de la película que se exhibió en 1937 en el Pabellón Español, Espagne 1936, dirigida por Jean Paul Dreyfus con guión de Luis Buñuel.

Por otro lado, se ha recuperado la maqueta del Pabellón Republicano, una pieza fundamental para entender la labor realizada por el gobierno español. Mediante la participación de los artistas más avanzados, la utilización de las publicaciones de propaganda, y el recurso del fotomontaje y el cine como nuevos medios expresivos, el gobierno republicano informaba al extranjero sobre el conflicto bélico. En este sentido, el Museo expondrá el amplio material documental que se conserva y que informa de las dimensiones del proyecto para el Pabellón de la Exposición Universal de París.

Aunque han cambiado de ubicación, se sigue mostrando obras emblemáticas de Picasso, como la Dama Oferente o el Hombre del Cordero, y una selección de los dibujos preparatorios del Guernica así como fotografías de Dora Maar relativas al proceso de creación de la obra y como novedad una selección de fotografías de Robert Capa relativas a la Guerra Civil española.

La Exposición Universal de París: El Pabellón Español

La iluminación eléctrica y la utilización de arquitectura moderna fueron algunos de los mayores atractivos de la exposición de 1937 de París, a la que acudieron casi 33 millones de personas. El viejo palacio del Trocadero fue demolido para construir en su emplazamiento el palacio de Chaillot, que contaba con un enorme mural llamado L’Histoire de l’électricité (Historia de la electricidad), de Raoul Dufy. También se iluminó, gracias a la electricidad, el Guernica de Pablo Picasso, que se exhibía en el Pabellón Español.

El Pabellón Español fue diseñado por los arquitectos Josep Luís Sert y Luís Lacasa, un edificio que mezclaba elementos de la arquitectura racionalista con otros más propios de la tradición mediterránea y que se integraba a la perfección en aras del fin propagandístico del gobierno.

El edificio constaba de tres alturas. Frente a la fachada principal, cubierta por grandes fotomontajes con textos e imágenes alusivas a la guerra, se hallaban las esculturas de Alberto Sánchez, El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella, la Montserrat de Julio González y la Cabeza de Mujer, de Pablo Picasso. Ya dentro del edificio, la planta baja se dividía en dos zonas: un atrio, donde se situaban de derecha a izquierda el Guernica y la Fuente de Mercurio de Alexander Calder. También había un patio entoldado que servía de salón de actos y en el que se había integrado perfectamente un árbol. La segunda planta estaba dedicada por entero a las artes plásticas y a las artes populares que aparecían separadas longitudinalmente por medio de paneles móviles. Desde aquí se bajaba a la primera planta a través de una escalera en cuyo rellano podía observarse la pintura de Joan Miró El payés catalán en revolución. Además, se había colocado un mapa de España en cristal en el que unas luces iban marcando el discurrir de la Guerra.

Para el contenido del Pabellón Español, el Gobierno de la República contó con la colaboración de los artistas españoles más importantes de su época, como Joan Miró, Julio González, Alberto Sánchez, o Pablo Picasso. El pintor malagueño hizo varias esculturas, como por ejemplo La Dama oferente, pero sobre todo, realizó un inmenso cuadro que se convertiría en icono del pintor. Guernica, constituía un trágico alegato contra la guerra y condenaba el bombardeo de la ciudad del mismo nombre por la aviación alemana durante la Guerra Civil española.

Fuente de Mercurio

La maqueta cedida en depósito por la Calder Foundation de Nueva York, es la réplica realizada por Calder en 1943 de la original de 1937 que se perdió. Fabricada en hierro, acero y estaño con una base de contrachapado, esta maqueta tiene toda la ligereza y la belleza de la obra del Pabellón y es lo más original que se conserva de manos de Calder en relación con la que fue una de sus grandes obras.

Calder idea para el Pabellón una obra que ponía de relieve el mercurio integrándolo en la propia escultura. El líquido brotaba del centro y volvía a un estanque. Sobre esta estructura, Calder colocó un móvil metálico que vibraba por el movimiento que se producía al caer el mercurio al estanque. El móvil incluía en la parte superior la palabra “Almadén” en alambre de cobre.

La colocación de la obra en el Pabellón Español tenía un claro sentido en relación con el desarrollo de la Guerra: Almadén, que albergaba grandes minas de mercurio fue uno de los objetivos del ejército rebelde contra la República y durante 1937 fue objeto de importantes ofensivas. El Gobierno de la República estaba interesado en poner de manifiesto los intereses económicos y capitalistas que rodeaban el alzamiento y la Guerra Civil, ya que los alemanes eran firmes pretendientes a las concesiones de estas minas de un metal de gran valor. La incorporación de esta pieza a la colección del Museo Reina Sofía no sólo ilustra la presencia del artista en el Pabellón, una aportación vinculada a la amistad con Miró y otros de los españoles presentes en la exposición internacional, sino que además completa la notable presencia del escultor norteamericano en la colección del Museo, que ha sido fruto del trabajo de esta institución durante más de veinte años.

Fotografías

En este nuevo contexto, el Museo Reina Sofía presenta a su vez una selección de fotografías que fueron realizadas en su día del Pabellón, la mayoría de ellas tomadas por Kollar y Roness-Ruan. Las imágenes muestran la distribución arquitectónica del edificio, las instalaciones de las obras, los soportes museográficos realizados por Alberto Sánchez y los fotomontajes que realizó J. Renau.

Los fotomontajes fueron uno de los elementos que mayor personalidad otorgaron al Pabellón Español. Su uso no se limitaba al interior del edificio sino que también se recurrió a ellos en el exterior. Dedicados, fundamentalmente, a informar de los logros llevados a cabo por el Gobierno republicano sobre la economía, agricultura, industria, educación y cultura españolas; constituyeron el medio más rentable para la propaganda debido a su facilidad de lectura y a su bajo coste. Destacan los fotomontajes dedicados a la protección del tesoro artístico y a las misiones pedagógicas.

Realismo social

En las salas anexas se muestra una selección de obras de Horacio Ferrer y Antonio Rodríguez Luna, artistas muy comprometidos intelectualmente con la causa republicana y que también participaron en el Pabellón.

Ferrer que constituye uno de los máximos exponentes del realismo social, fue defendido por determinados círculos intelectuales, dada la fácil lectura que tenía este tipo de arte para la sociedad en general. Su obra Madrid 1937 (Aviones negros) tuvo una gran acogida entre los partidarios de un arte comprometido socialmente.

De Rodríguez Luna el Museo ha incorporado el álbum Dieciséis dibujos de guerra, que contiene ilustraciones de las acciones llevadas a cabo por las tropas fascistas contra la población civil en Andalucía y Extremadura. Por otro lado, se ha incluido el dibujo que se exhibió en el Pabellón: Terrateniente Andaluz. Asimismo, son dignos de reseñar sus dibujos: El bombardeo de Barcelona, 1938 y Éxodo, 1939; reflejo del dolor y desesperación por la pérdida de la libertad y el exilio de la patria.

Revistas y publicaciones

En una de las salas cercana al Guernica, se expondrá en vitrinas una selección de revistas, publicaciones y documentos que fueron editados por el Ministerio de Propaganda. También se podrá contemplar libros sobre la guerra ilustrados por Helios Gómez y Antonio Rodríguez Luna (todos ellos presentes en la sección de publicaciones del Pabellón). Por otro lado, se contará con ejemplares de Nueva Cultura, donde por primera vez, antes que en Cahiers d´Art, se muestra el proceso creativo del Guernica y las estampas de Sueño y mentira de Franco, una crítica mordaz y explícita al régimen franquista, y a los poderes fácticos que apoyaron el levantamiento. Este material se completa con los catálogos de exposición del Guernica, en Inglaterra y Estados Unidos, para dar a conocer el cruel acontecimiento y recaudar fondos para los refugiados republicanos.

Cine documental

Frente a frente con el Guernica y en función de lo que esta obra tiene de cinematográfico, que es mucho, se exhibe la película que se proyectó en 1937 en el Pabellón Español, Espagne 1936, dirigida por Jean Paul Dreyfus con guión de Luis Buñuel. La cinta cuenta los logros republicanos, el levantamiento del general Franco y los crueles bombardeos de Madrid. Son escenas trágicas e impactantes que reflejan la crueldad y la sinrazón de la guerra; especialmente, los últimos minutos de la cinta donde se muestran las verdaderas víctimas de la contienda, los niños indefensos e inocentes, en unos planos impactantes y espléndidamente montados que reflejan la mano del cineasta aragonés.

Al final del recorrido, por las salas anejas al Guernica se exhibe la película Canciones para después de una guerra (1971) de Basilio Martín Patino como testimonio único y emotivo de una época. En ella se recogen sucesivas imágenes escogidas y montadas por su director bajo el hilo conductor de las canciones de los años 40 y 50, desde cuplés hasta himnos de guerra o estribillos de anuncios radiofónicos.

fuente: Museo Reina Sofía

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