México fotografiado por Luis Buñuel en Filmoteca Española de Madrid


Luis Buñuel es, sin duda, uno de los directores de cine más conocidos. Se ha escrito
mucho sobre él y se han realizado muchas exposiciones. Sin embargo, aún hay algunos
aspectos de su obra que son poco conocidos, y no hemos resistido la tentación de
mostrar uno de ellos. Entre los fondos de la Filmoteca Española se conserva una
colección de fotografías realizadas por él para la localización de los exteriores de sus
películas mexicanas y hemos querido divulgar este material que ilustra la labor previa a
la realización de sus films, y que además nos muestra otra cara de Buñuel. Ahora que se
va a cumplir el vigésimo quinto aniversario de su muerte nos ha parecido oportuno
rendirle un nuevo homenaje y creemos que una buena forma de hacerlo consiste en dar
a conocer esta parte inédita de su obra.
Buñuel llegó a México en 1946, casi por casualidad, después de haber pasado por una
serie de tribulaciones, y en un momento en que se encontraba sin trabajo ni patria, este
país lo acogió y le ofreció trabajo, lo que le permitió realizar el cine que todos
conocemos.
Allí se instaló y residió hasta su muerte, en 1983. Entre 1947 y 1965 filmó en México
veinte películas. De estas veinte, hemos encontrado, en los fondos mencionados,
fotografías de localización de doce de ellas. (...)
La colección mencionada, de la que hemos partido para realizar esta exposición, consta
de cerca de mil fotografías que forman parte del legado Buñuel, y fue adquirida a sus
herederos por el Ministerio de Cultura y asignada a la Filmoteca Española. Cuando
llegaron estaban dentro de una caja de cartón, clasificadas en setenta y tres grupos, cada
uno dentro de un sobre. Los formatos y papeles son muy diversos, lo cual es
comprensible si tenemos en cuenta que entre la primera película de la que hemos
encontrado fotografías, Los olvidados (1950), y la última, Simón del desierto (1965)
transcurrieron quince años. (...)
A pesar de que no se trata de de fotografías artísticas, se puede afirmar que tienen
suficiente calidad para que en sí mismas constituyan un elemento estético digno de
admirarse, y que su exhibición sea realmente atractiva. No obstante, su mayor valor no
es éste, sino el de aportarnos claves para conocer mejor la obra de Luis Buñuel y
hacernos descubrir aspectos poco conocidos de su trabajo. Pueden servir de ayuda a la
hora de investigar la forma en que realizaba su trabajo, cómo lo preparaba, qué lugares
le interesaban, cuál era su mirada, etc.
Estas fotografías no han tenido nunca entidad en sí mismas; forman parte de un todo,
son simplemente un elemento más de las tareas previas necesarias para la realización de
una película, como puede ser la escritura del guión o la selección de actores, factores
que, aunque no sean patentes en el resultado final, sí que forman parte de éste y
contribuyen a la calidad general del cine de Buñuel.
Encontramos muchos Méxicos en las fotografías tomadas por Buñuel, tantos Méxicos
como los que podemos contemplar en sus películas, desde las selvas tropicales o los
manglares de Acapulco (hoy convertidos en gran parte en hoteles y urbanizaciones)
hasta las zonas urbanas, como las calles o la Universidad de México D. F. Desde las
mansiones burguesas como la de El ángel exterminador (1962) y las ricas haciendas
como la de Abismos de Pasión (1953) hasta los humildes jacales (chabolas) de Los
olvidados; desde los barrios ricos de Él (1953) hasta los pueblos humildes de Nazarín
(1958). (...)
Otra cosa destacable es que muchas películas están rodadas en los mismos lugares, por
lo que una misma fotografía se podía identificar perfectamente con escenas de dos o
más películas diferentes. En ocasiones, esta coincidencia es patente, como ocurre con el
palmeral de Los ambiciosos (1959), que es el mismo que el de El río y la muerte (1954).
Así, las imágenes que vemos en ambas películas son prácticamente iguales (las dos
están rodadas en Acapulco). Otras veces esta coincidencia no es tan obvia en la imagen,
aunque el lugar sea el mismo. (...) Se puede subrayar que, en no pocas ocasiones, el
encuadre de la fotografía de localización coincide milimétricamente con el que utilizó
posteriormente en la película, lo que demuestra que, desde antes del rodaje, tenía muy
clara la estética que buscaba y cómo lograr plasmarla en un film.
Contrariamente a la imagen de rodaje descuidado que tenemos de Buñuel, el director
preparaba meticulosamente sus películas: su cine es preciso, no utilizaba material de
más ni tiempo extra, y el montaje se limitaba prácticamente a unir el material rodado,
puesto que había muy poco para elegir. De esta misma forma, las fotografías muestran
la minuciosidad con la que hacía sus localizaciones. (...)
Para completar la exposición hemos incluido unas pocas fotografías, también tomadas
por Buñuel en México y también relacionadas con su labor como director, pero que no
corresponden a ninguna película: hay algunas del hotel-balneario de San José de Purúa,
donde Buñuel se refugiaba para escribir los guiones, y otras del Hotel Las Hamacas,
donde se hospedaba el equipo de rodaje en Acapulco.

Escrito por Elena Cervera, catálogo de la exposición México fotografiado por Luis Buñuel,
Filmoteca Española, 2008.

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